Accidentes en la cocina: quemaduras

Casi tan frecuentes como los cortes con instrumentos mal afilados son las quemaduras debidas a las prisas -malas consejeras en la cocina- o al despiste, en ocasiones dejamos que un asa de metal se caliente sobre  el fogón y nos abrase la mano o comprobamos la temperatura introduciendo un dedo que sale frito del aceite.

Aunque conocíamos las virtudes de la miel que parece funcionar como antiséptico al tiempo que evita que el calor siga penetrando en la quemadura y evitando la formación de ampollas y que la recomendación más extendida para quemaduras superficiales es sumergirlas en agua fría, la solución mágica -por experiencia propia- nos la proporcionó un médico que nos sugirió cubrir la zona quemada con clara de huevo, repitiendo varias veces, a medida que se va secando. Mágico: evita el dolor y desaparece cualquier rastro de la piel ya que regenera la zona quemada

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