Al iniciar este blog decíamos que aún dividimos el año en periodos académicos,
tal vez porque todavía no hemos perdido la curiosidad y las ganas de aprender, y
este otoño nos trajo, con el comienzo del curso, un nuevo proyecto culinario.
Los que nos conocen saben que ya hace más de veinte años
realizamos nuestra primera conserva –unas anchoas que surgieron casi por
casualidad, después de muchos ensayos y errores, pero esa es otra historia- y que siguieron el bonito, el caviar de
oricios y a medida que evolucionaba nuestra cocina, casi todas las
preparaciones, guisos, escabeches, confitados, pasaban por ese proceso para
respaldar la carta del restaurante, acompañándose de compotas, confituras,
chutneys y otras guarniciones, envasadas para evolucionar dentro del tarro con
matices difíciles de alcanzar por otros procedimientos.
La última incorporación fue la fabada, esa que este verano
nos trajo comensales de toda la península.
Ahora que la crisis de la hostelería
nos pone contra las cuerdas nos embarcamos en esta nueva aventura, gracias al
apoyo y la confianza de profesionales que confiaron en nosotros para dar futuro
a esa experiencia.
El proyecto aún está en pañales, pero mientras gatea hasta
ponerse en pie ofrece sus primeros frutos –producciones muy limitadas y
totalmente artesanales como estas peras al vino de la foto- que ya podéis
encontrar en las tiendas Del Llar de Gijón mientras maduran y reposan algunas
especialidades para Navidad.
Ahora que ya está en marcha habrá tiempo para dedicarle de
nuevo a este maltratado blog, gracias a todos por vuestra paciencia.
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