- Tras recuperarme de una larguísima lesión muscular, vuelvo (con energía renovada), saludo a los seguidores del blog y al resto de incautos que después de dos meses siguen entrando en esta página y me lanzo a la defensa del pepino.
Pienso que la fuente de contaminación puede encontrarse en una manipulación incorrecta ya en el punto de destino -desde el origen al punto final del reparto la cadena es enorme- el contacto con otros alimentos (carnes, pescados,..), incluso en la manipulación informativa: entrada en el mercado de productos competitivos con otro origen...
Dejémoslo así, cuando se resuelva la causa de la famosa contaminación el daño a la huerta española ya será irreparable y nos extraña no oir voces autorizadas imponiendo cautela antes de señalar culpables. La crisis, la "presunta contaminación" de la huerta, y la indefensión de unos productores que tradicionalmente ven como sus frutos multiplican su precio en el punto de venta sin que revierta en su beneficio, tal vez den la puntilla a otro sector más de la economía española.
Mientras tanto y para resolver al menos un riesgo doméstico solo podemos recomendar unas medidas básicas de higiene: no mezclar nunca los alimentos crudos en la nevera (carnes, pescados, huevos, verduras,..) almacenándolos en recipientes herméticos, evitando el contacto, y ser concienzudos en la limpieza.
Nosotros, en nuestro restaurante lavamos meticulosamente con agua fría y jabón y un pequeño cepillo los productos y luego los dejamos 20 min. en agua fría con unas gotas de lejía (que en agua caliente pierde su poder desinfectante). No les preguntamos el origen, solo los lavamos, pero no dejamos de consumir productos españoles.
N.B.:
Para evitar que repita el pepinillo es suficiente, una vel lavado y cortado en rodajas, dejarlo media hora en agua fría y sal gorda, de esta manera también se puede comer la piel.
- Por si alguien duda, ayer cenamos gazpacho -que nos aportó la energía necesaria para volver al blog y el tema- y aquí estamos, dando guerra de nuevo.